viernes, 16 de julio de 2010

GPS tracks

En http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=713613 está el track. Atención: los Hielos se mueven, así que hoy puede haber grietas por donde pasamos nosotros. No se fien. Mike.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Día 1

¡ Qué difícil definir el pimer día!

De Circo de hielo

Viéndolo para atrás, resulta simplista decir que partimos de El Chaltén hacia Camp. Lago Toro.
En realidad,, la expedición comenzó exactamente un año antes: recuerdo claramente llegar a Paso del Viento emocionado, señalar hacia el NNW y decir "Allá queda Circo de los Altares, y allá vamos a ir".

Así que armamos un equipo de gente ( Georgie, que tiene el "no" difícil; Raúl, que siempre se prende; y yo, que me aferro a una imágen del Circo que me resulta suficiente para motivarme durante un año completo), planificamos, entrenamos, conseguimos el material que hacía falta, y nos fuimos.

No vamos solos: Marcelo nos acompaña en las bromas y anécdotas, Gus nos hace de liaçon con el mundo, Mer nos apoya y envía la méteo, y una docena de personas que nos siguen en el blog.

A todos ellos, nuestros agradecimiento por el apoyo incondicional.

... y al atardecer, con 25 Kg a cuestas, llegamos a Toro ...

Día 2

Saliendo de Camp. Toro, vemos que el río a cruzar se encuentra bajo. Ni siquiera evaluamos cruzar con la tirolesa ( un cable de acero que cuelga sobre la garganta del río ) y optamos por vadear una cantidad de brazos en la desembocadura. Helada, casi punzante, el agua blanca no es profunda, pero nos hiela los dedos de los pies por igual.

Subimos durante tres horas, a pesar que Georgie se queja de un muy fuerte malestar. Destrozado, casi reptando mientras subimos, se detiene con la cara desfigurada de dolor.

"Georgetto", le digo, "te ofrezco llevarte un kilito, y Raúl otro más". Parece poca cosa a la distancia, pero creemos estar en el límite de lo que podemos cargar durante largas horas hacia arriba.
Rechaza el ofrecimiento.

"Péguenme un piquetazo en la nuca y tírenme en una grieta", dice bromeando, mientras cruzamos el glaciar Toro inferior

Debemos decidir entre regresar,seguir o hacer un vivac.
Unánime por la tercera opción.

Armamos la carpa, y Georgie duerme en posición fetal durante horas. No hay nada en nuestro botiquín que lo pueda ayudar. Ojalá mejore.

De Circo de hielo

Día 3

El vivac de anoche resultó ser de lujo: pusimos la carpa, protegida por una pirca de piedras, a metros de unos charcos de agua potable.

No sé si la vista del glaciar Toro inferior debajo nuestro o la proximidad del Paso del Viento hicieron que Georgie se recuperara del lamentable estado del día anterior. Como no podía seguir, armamos nuestro vivac allí, esperando que mejore.

Ahora, con tan sólo una mochila de 25Kg y habiendo dejado algunas preocupaciones detrás, se calzó la mochila, y emprendimos la subida -pronunciada- al paso.

La vista era espectacular, básicamente la misma que el año pasado, pero las emociones eran distintas, ya que no seríamos espectadores sino partícipes de ese hábitat tan extraño y extremo, dónde sólamente existe el viento y el hielo.

Encaramos hacia abajo, a laguna Ferrari, donde dejamos otro de nuestros reaprovisionamientos ( comida y combustible ) y seguimos hacia laguna de los Esquíes.

De Circo de hielo

Llegamos cansados a ´los Esquíes´, una laguna turquesa profundo, protegida del viento, donde armamos nuestra carpa y cocinamos.
Como siempre, nos fuimos a dormir temprano, ya que a las 4 de la mañana se acaba la noche...

"No llevo tenedor"

Esa es una frase que esgrimo cuando quiero expresar la necesidad de ser minimalista con el equipo, y lo importante de ir liviano.

Y lo acompaño con "si es líquido uso cuchara, si es sólido, cuchillo".

Así es con todo: nada se duplica, salvo dos encendedores y dos pares de medias.

El equipo de seguridad se divide en escalada ( cuerda, tornillos de hielo, jummars ), el de comunicaciones+orientación ( gps, iridium, brújula y una carta ) y un discreto botiquín.

Un juego de pilas extra junto con las baterías de la electrónica duermen dentro de la bolsa de dormir para evitar que se dañen con el frío. Probó ser efectivo.

Día 4

La gran pregunta que nos carcomía desde hace un año era cómo sería la progresión sobre los hielos.

Un año de entrenamiento físico, buen equipo y averiguaciones sobre las posibles rutas no garantizaban -ni remotamente- el éxito sobre los Hielos.

Pero nos montamos con sorpresiva facilidad sobre una autopista de hielo oscuro con grietas fácilmente identificables y de sortear.

De Circo de hielo

Y de allí comenzamos la subida gradual rumbo al Circo, sobre nieve blanda.

La primera subida la hicimos con las botas, hasta que -cansados de hundirnos hasta las rodillas- nos calzamos las raquetas y pudimos avanzar rápidamente.

Por algunas horas caminamos por encima de la nieve pesada, disfrutando de la ausencia de viento ( que siempre va en dirección contraria a la que nosotros llevábamos ), haciendo rápido y fácil progresar.

Lo hipnotizante del paisaje hacía liviano el esfuerzo, y de a poco apareció el Cerro Torre, marcando la entrada al Circo de los Altares.

Finalmente marcamos un círculo de 3m de diámetro en la nieve, apoyamos las mochilas sobre una colchoneta, y nos pusimos a cavar, usando una marmita y las raquetas para armar una muralla alrededor de dónde iría nuestra carpa, que anclamos con las piquetas y bastones.

De Circo de hielo

Dos horas más tarde, con la carpa armada, comenzamos a derretir nieve para poder rehidratarnos. "Murphy atiende también en los Hielos", pensé cuando ví que el único calentador que llevamos se apagaba reiteradamente.

Habíamos evaluado llevar dos calentadores, justamente por si fallaba uno sobre los Hielos, donde es cuestión básica de supervivencia poder derretir nieve para beber, ya que comer nieve no es apropiado por el riesgo de hipotermia. Pero acordamos llevar uno solo, por el límite de peso que podíamos cargar entre 3 personas.

Después de fracasar durante unas veces, me tomé unos minutos para estudiar la única hoja que había arrancado del manual estando en el avión, y que había cargado conmigo.

Volví al calentador, y esta vez anduvo. "When everything else fails, read the instructions...", pensé.

Nos sorprendió cuántas horas trabajamos desde el momento en que llegamos hasta que terminamos con la rutina muralla, carpa, agua, comida, comunicaciones.

Pero estábamos felices con lo que veíamos alrededor nuestro: un paisaje de otro planeta.

Las prioridades cambian, los objetivos se clarifican, las relaciones se potencian. Todo tiene un significado profundo, una clara razón de ser.

Los últimos rayos del sol tiñen los llamados que hicimos desde el teléfono satelital Iridium que llevamos, que usábamos para mandar mensajes de texto con nuestra posición y algunos cortos comentarios para la gente que nos iba siguiendo.

Sólamente en esa oportunidad nos permitimos una comunicación de voz, que sorprendió a nuestras familias.

Agotados, nos fuimos a dormir, tras haber cenado una polenta con tomates secos y buen queso.

Pero a las 3 de la mañana nos encontramos los 3 fuera de la carpa ( hacía 1ºC dentro de la carpa ), mirando las estrellas. Había dejado de soplar, y la Vía Láctea invadía el telón negro del cielo. De postre, una estrella fugaz entró en el Circo. Ya sin palabras, nos fuimos a dormir cuando aclaraba.

Las fotos no llegan a describir la vista, así como las palabras no pueden enumerar los sentimiento que vivimos allí. A pesar de haber hecho un año de entrenamiento, meses de planificación, buen equipo y mejor ánimo, tuvimos la suerte de que la Naturaleza nos permitiera vivir un par de días en ese lugar.

Entrenamiento

Los tres entrenamos durante el año apuntando a esta expedición, que excede una salida o trekking convencional.

Logramos un estado que nos permitía subir con 20 o 25Kg en la espalda sin detenernos sobre nieve honda o piedra suelta.

Los últimos meses se incrementó la carga de trabajo, llegando a unos 10 entrenamientos semanales antes de salir. Finalmente, unos días de descanso previos a la partida, manteniendo tono muscular.

Lamentablemente no pudimos entrenar juntos, por los horarios y distancias, pero a pesar de los 3 métodos distintos, todos probaron ser efectivos.

Me hubiera gustado compartir la previa.

Día 5

El regreso fue largo, en tres etapas: primero recoger el reaprovisionamiento que habíamos dejado en Laguna Ferrari, pasando por Los Esquíes.

De Circo de hielo

Hubiéramos preferido quedarnos en los Esquíes, pero Ferrari nos permitía estar una hora más cerca del Paso. Esa laguna congelada casi no merece llamarse laguna, y la protección de la pirca es casi nominal.

Pero llegamos a cocinar incluso un postre de chocolate que comimos a las 5 de la mañana.

"Manténgase en la heladera" rezaba el envase.
Creemos que se cumplió la consigna, con creces.

La progresión hacia Ferrari fue larga, aún con viento a favor y saliendo de los Hielos por el lugar correcto. Pasaban las horas mientras caminábamos con las raquetas, y el paisaje casi no cambiaba. Solamente el que llevaba la música lograba avanzar, motivado, a un ritmo descabellado, medio Km delante de los otros dos.

Anécdota de Alex, un personaje que nos cruzamos el segundo día : salió de la carpa para ir al baño durante una tormenta, y tuvo que encender su GPS para regresar, estando a menos de 20m de su salvavidas. Porque eso es lo que la carpa significa en ese lugar: un salvavidas.

Día 6

Encaramos el Paso sin titubear, y 40 min después habíamos llegado a la cima. Sorprendente.

Como soplaba, el cruce fue rápido, y el adiós, concreto: "no sé cuándo, pero quiero volverte a encontrar", le dije.

Guardé mi cámara, y comencé a bajar hacia mi casa, mi familia.

Recogimos un reaprovisionamiento en el lugar del vivac entre el glaciar Toro superior e inferior. Y seguimos hasta el cruce del río, mucho más caudaloso que a la ida. A los gritos y vociferando, cruzamos.

Armamos campamento en Toro. Y compartimos las provisiones que nos sobraban - pensadas para soportar días de mal tiempo - con algunos personajes que llegan hasta aquel lugar, donde aparece el primer árbol ( para ellos, el último, ya que no pasan de allí ).

Día 7

Encaramos las 7 horas que nos separaban de una ducha caliente con decisión: ya algo percudidos ( ampollas, labios, etc ) nos presentamos en Parques Nacionales para anotar nuestra llegada.

"Cómo, lo hicieron al revés?" nos preguntaron asombrados.
Levanté los hombros, sin emitir comentario. Quién dijo que hay una sola forma de ir al Circo?

Ese día, durante dos horas caminamos en silencio, profundamente preocupados por la falta de un proyecto futuro. Hasta que en la "vuelta de la tarta de Romano" armamos una pequeña movida con dos guardaparques y los personajes del Ártico.

Y de allí surgió la idea para la próxima, que no solamente nos motivó durante las siguientes 5 hs de caminata, sino que espero nos sirva para todo el 2010 . Pero esa va a ser otra historia.

Patagonia, Dic 2009 .

De Circo de hielo